Muere en Barcelona a los 61 años Terenci Moix, escritor catalán, cinéfilo y apasionado del antiguo Egipto |
Redacción, el 03/04, 2003 Literatura
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El funeral del novelista, cuyas cenizas se trasladarán al legendario Valle de los Reyes, fue vetado a políticos del PP y CiU. El antiguo Egipto y el cine marcaron desde su más tierna infancia la vida del escritor catalán Terenci Moix, que falleció anteanoche en su domicilio barcelonés a los 61 años de edad, a causa de una parada cardiorespiratoria. |
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En más de una ocasión había declarado que, siendo niño, quedó prendado de la civilización egipcia después de ver la película 'César y Cleopatra', con Vivian Leight.
Las cenizas del autor de 'No digas que fue un sueño' (Premio Planeta 1986), que será incinerado hoy, descansarán eternamente en el legendario Valle de los Reyes.
Al funeral, celebrado ayer por tarde, se vetó la asistencia de políticos del PP y CiU por deseo del autor.
Su pasión por el séptimo arte y la cultura egipcia, unida a un gran sentido del humor, convirtieron a Moix en uno de los escritores más queridos de la narrativa española.
'El arpista ciego', con la que ganó el pasado mes de marzo el Premio Fundación Fernando Lara, fue su última novela publicada y aún al haberse agravado su enfermedad en los últimos días, Moix seguía ultimando 'Mis inmortales del cine. Hollywood años 60'.
Una larga enfermedad pulmonar, que le había recluido durante dos meses en la Clínica Teknon, pudo con Terenci Moix, fumador empedernido, que tan sólo abandonó este vicio un mes antes de su fallecimiento.
Moix padecía dicha dolencia desde hacía tiempo, y aún convaleciente, fue trasladado a su casa hacía dos semanas. Sobre las tres de la madrugada de ayer, acompañado por su hermana, la también escritora Ana María Moix, moría.
La capilla ardiente del escritor, que será incinerado hoy a las 18.00 horas, quedó instalada por la tarde en el Salón de Ciento del Ayuntamiento de la Ciudad Condal.
En el funeral que se celebró ayer por la tarde, estuvieron vetados, por expreso deseo de Moix, los políticos del PP y CiU, y como explicó a la salida del domicilio del escritor Maruja Torres, para manifestar su rechazo a la guerra contra Irak.
Moix descansará para siempre en el legendario Valle de los Reyes. Sus cenizas serán esparcidas por el pueblo de Deir-el-Medina, donde él, enamorado perdidamente del antiguo Egipto, deseaba reposar para siempre.
Pero no como faraón, sino como los orfebres que vivían en la antigüedad en aquella ciudad y que trabajaban construyendo y decorando las tumbas faraónicas.
El cine, por encima de todo
"Me gusta más el cine que todas las demás artes juntas", dijo en varias ocasiones Moix, quien siendo muy niño fue a ver 'César y Cleopatra' "en color, que por aquel entonces era la hostia" y se quedó, literalmente "flipado".
"A partir de entonces todo lo que tenía que ver con el antiguo Egipto o Roma me ayudaba a evadirme de mi universo impersonal y a desarrollar mi vocación", decía Moix, nacido en Barcelona en 1942.
Como cualquier niño de la época, Moix quedó prendado del sétimo arte y esa pasión quedó plasmada, entre otros, en la saga de libros 'Mis inmortales del cine' de Hollywood, a los que dedicó varios tomos -años 30, años 40 y años 50- y cuyo última entrega, dedicada a la década de los 60, estaba terminando.
La cinefilia, en estos textos, es patente con el sentido de querer recobrar la magia infinita de los cines de barrio.
Moix, que coleccionaba carteles antiguos de cine o fotos de actores y actrices clásicos -le gustaba dedicar mucho tiempo a colorear con su ordenador aquellas de su extensa colección que eran en blanco y negro y a restaurar otras- irrumpió en el mundo literario en 1968 con 'La torre de los vicios capitales'.
Más tarde, ganaría el Josep Pla con 'Olas sobre una roca desierta' (1969).
Le siguieron 'El día que murió Marilyn' (1970) -Premio de la Crítica Catalana y novela fundamental de su generación-, 'Mundo macho' (1971), 'La increada conciencia de la raza' (1976), 'Nuestro virgen de los mártires' (1983) y 'Amami Alfredo!' (1984).
Autor iconoclasta e independiente
Terenci Moix obtuvo los galardones más importantes de la literatura catalana -entre ellos el Ramon Llull y el Premio de la Crítica Lletra d'Or con 'El sexe dels àngels' (1992)- y, en varias ocasiones, el de la crítica, lo que cimentó su fama de autor iconoclasta e independiente.
Sus libros de viajes -'Crónicas italianas' (1971), 'Terenci del Nilo' (1983) y 'Tres viajes románticos' (1987)- avalaron el apasionamiento por la cultura y la historia de países como Egipto, Grecia, Italia y México; así como sus novelas históricas 'El sueño de Alejandría' (1988) y 'Venus Bonaparte' (1994).
En 1986 ganó el Premio Planeta con 'No digas que fue un sueño', del que se han vendido hasta el momento más de un millón de ejemplares, y que convirtió al autor en uno de los escritores más leídos de la literatura española.
El título era un verso del poeta alejandrino Constantin Cavafis y la protagonista de la novela era la reina Cleopatra. Otro retorno al mundo de la antigüedad egipcia, 'El amargo don de la belleza', le valió el Premio Fernando Lara en 1996.
Memorias
En 1990 volvió a batir récords de venta con el primer volumen de sus memorias, titulados genéricamente 'El peso de la paja'.
Esta primera parte, 'El cine de los sábados', fue calificada por Pere Gimferrrer como "una auténtica obra de arte". Los dos siguientes volúmenes -'El beso de Peter Pan' (1993) y 'Extraño en el paraíso' (1998)- fueron igualmente aclamados por la crítica.
Mientras fue configurando su serie memorialística, sus éxitos de ventas se repitieron con una singular trilogía satírica de la España fin de milenio compuesta por las novelas 'Garras de astracán' (1991), 'Mujercísimas' (1995) y 'Chulas y famosas' (1999) protagonizada por Miranda Boronat.
En los últimos años, Moix tuvo que abandonar unas de sus pasiones, el tabaco.
A causa de una insuficiencia respiratoria, y 40 años fumando unas tres cajetillas de tabaco negro diarias, abandonó este vicio, aunque reconoció recaer en algunas ocasiones, y siguió refugiándose en la literatura y el cine.
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