Del Rollo al Códice Miniado

La encuadernación.


En el siglo I d. de C., los cuadernos que contenían varias hojas de papiro o pergamino se insertaban entre dos tablas de madera o de hojas de papiro encoladas entre sí. En Occidente, las encuadernaciones más antiguas que se conservan se remontan al siglo VII (las tapas del Evangelio de la reina Teodolinda de Monza, compuestas por una plancha muy fina de oro con ocho camafeos dispuestos en forma de cruz); en ellas los pliegos van cosidos mediante el procedimiento de doble nervadura y se unían a la cubierta mas tarde. Las dos tapas se sujetaron después del cosido. Una vez fijadas las tapas a los pliegos, la encuadernación podía revestirse de diferentes formas.

Los textos sagrados se decoraban con oro, piedras preciosas esmaltes y marfil, los libros se colocaban horizontalmente sobre las estanterías por lo que los títulos se escribían en el canto del libro.

Hacia 1470 se introdujo en Italia el dorado en caliente con pan de oro, técnica aprendida por los obreros sarracenos emigrados de Siria y Egipto, abriendo una nueva vía a la ornamentación de la encuadernación, este motivo decorativo se desarrollo en Venecia, bajo el influjo combinado del renacimiento y el Arte bizantino y el oriental.


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