Del Rollo al Códice Miniado

Técnicas y procedimientos.


El término "miniar" significa "colorear en rojo" deriva de la palabra minium, con la que en la Edad Media se solía llamar al cinabrio, es decir, el sulfuro de mercurio de color rojo vivo que se encuentra en abundancia en la naturaleza como mineral de mercurio. La interpretación más sencilla parece la de "dar alumbre", es decir dibujar con lacas alumbradas obtenidas por la reacción química del alumbre de roca con algunas materias colorantes vegetales.

Para poder escribir o miniar sobre pergaminos blancos o coloreados, con anterioridad se trataban antes del uso para que fuera más fácil la aplicación de tintas y colores. Se pasaba sobre la superficie a decorar bilis de buey mezclada con clara de huevo o se frotaba un algodón empapado con una solución diluida de cola con miel. Los pinceles para miniar se hacían con pelos de cola de marta cibelina, introduciéndolos en un canutillo de pluma de oca de gallina o de paloma.

El esbozo del dibujo sé hacia con un lápiz de plomo, para poder borrar se utilizaba la miga de pan, quitando los residuos con algodón, una serie de cuchillos con varias hojas servían para sacar punta a las plumas, cortar el pergamino y el pan. Otros utensilios eran la escuadra, la regla y los tinteros con tinta negra y roja, algunas veces se utilizaba el compás..

Para aclarar los líquidos o separar los colores de las soluciones depurativas se colaban en un filtro cónico. Los morteros para hacer mezclas eran de mármol calcáceo. Para ligar colores se utilizo la gama arábiga y la clara de huevo; se empleaban mezclas como soluciones de albúmina, azúcar, miel y clara de huevo. La conservación de estas soluciones de goma y colas se aseguraba añadiendo algún aséptico como el alcanfor, clavos de clavel, vinagre o jugo de ajo.

La bilis de buey hacía que el pergamino aceptara mejor los colores del agua, el alumbre de roca y el alumbre de azúcar se empleaba para obtener barnices coloreados a partir de extractos vegetales. Cada color utilizado para las miniaturas en la Edad Media tuvo características diferentes; el azul ultramar se obtenía moliendo la piedra lapislázuli y se extraía de las minas de Badaksham.

Hasta los siglos XII y XIII se dibujaba con lapislázuli molido y labado; después se hicieron purificaciones consistentes en empastar el polvo mineral con ceras, aceites y resinas hasta conseguir una pasta maleable. La madera roja de Oriente se utilizó mucho en la Edad Media para teñir fibras, y también para preparar lacas rojas alumbradas para miniar.

Una vez acabado el trabajo del calígrafo, el miniador dibujaba sobre los pergaminos, el esbozo de figuras y ornamentos con el "lápiz de plomo", trazando también, además de los principales contornos, las líneas de los pliegues de los vestidos y los límites de las zonas de sombra y de luz. Una vez acabado el esbozo, y si se había previsto su uso, se extendía el mordente, se aplicaba una película dorada[MCT 1] (pan de oro verdadero o falso), se lijaba y se bruñía. Al principio se utilizaba más un campo de fondo monocromo o también dorado. La delicadeza y transparencia típicas de la miniatura se definieron con la aplicación de la gama de colores y por un empaste más completo.

La elaboración de las miniaturas llegó a ser mas sofisticada y compleja en la Baja Edad Media. Una vez terminada la obra, el ilustrador daba un último barniz con goma arábiga y clara de huevo que imprimía el trabajo una patina brillante.


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