Hasta el siglo VIII en los manuscritos latinos la numeración utilizada era la de uso romano; más tarde también se adoptaron las cifras arábigas. Estas últimas, de origen hindú, representaban las letras iniciales del nombre de los números en sánscrito; las conocían los árabes que las utilizaron en tratados aritméticos a partir del siglo VIII y posteriormente las llevaron a Europa. Los primeros ejemplos de números árabes en códices latinos se dieron en España, en dos manuscritos de la Biblioteca del Escorial, del 976 y 992.