En las tablillas de madera se empleaban indistintamente la pluma o el pincel, las tablillas enceradas se escribieron con el stilus, una astilla de hueso, de hierro, plata o marfil, con una parte en punta para incidir los caracteres y la otra con una especie de espátula que servía, alisando la cera, para borrar, la utilización de la pluma debió ser muy antigua se habla ya de ella en la Biblia, con pluma de hierro se escribí sobre los muros, terracotas blandas hasta sobre metales.
Para las escrituras con tinta se empleaba el cálamo o caña de junco, hasta que fue sustituido por la pluma de ave, especialmente de oca. Para sacar punta los cálamos y plumas se utilizaba un cuchillo, el pincel se utilizó más raramente y se usó sobre todo para la escritura en oro y para los códices. El "lápiz" fue adoptado cuando se descubrieron los yacimientos de grafito, llamado plombagina, pero el lápiz sólo fue de uso común a partir del año 1700.