El papel tuvo su origen en Oriente; el descubrimiento se le atribuye a China y precisamente al director de los talleres imperiales, Ts' ai Lun, que al principio del siglo II d. de C. tuvo la idea de fabricar una especie de pasta delgada sacada de la corteza de la morena, del cáñamo y de material de desecho de tela o seda. Para fabricar papel de lujo se utilizaban trapos de cáñamo, algodón y lino que al golpearlos con mazos se obtenía una pasta liquida y homogénea, posteriormente se obtenían delgados hilos; un cuadro móvil determinaba el espesor del papel, se procedía a su secado con fieltros y exponiéndolo al aire se realizaban las operaciones de encolado y satinado.
Al final del siglo XVII los holandeses pusieron un sistema de trituración de los trapos usados cilindros y laminillas; en la segunda mitad del siglo XVIII James Whatman, en Birmingham y los Montgolfier, en Annonay, consiguieron papel de seda sin huellas de los alambres, no fue sino hasta 1844, cuando Frederich Keller inventará la industria de papel de madera.
Una particularidad del papel son las filigranas o marcas de fábrica es decir los distintivos del fabricante que aparecen en el papel, tienen forma de letras figuras de animales flores, frutas, arneses y utensilios dibujados con hilo de latón o de plata.